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    afrodisíacos ¿pueden realmente estimular el deseo sexual, o está todo en nuestra cabeza?

 

Existe la creencia de que alimentos como las ostras, la canela o el chocolate, cuyos nutrientes poseen funciones vasodilatadores o pertenecen a un proceso de tipo hormonal, promueven la excitación sexual. Pero, ¿puede la comida, o incluso el simple acto de comer, estimular nuestro libido?

 

Según un estudio de la Universidad de California, mantener relaciones sexuales al menos una vez a la semana es el mejor antídoto contra la vejez 

 

JORGE HERRERO

Todos hemos oído hablar de los grandes beneficios del sexo para nuestra salud: hace desaparecer las migrañas, nos mantiene en forma, segrega endorfinas, hormonas de la felicidad, y sirve hasta para evitar el envejecimiento. Según un estudio de la Universidad de California, mantener relaciones sexuales al menos una vez a la semana es el mejor antídoto contra la vejez. Además, existe la creencia de que alimentos como las ostras, la canela o el chocolate, cuyos nutrientes poseen funciones vasodilatadores o pertenecen a un proceso de tipo hormonal, promueven la excitación sexual.

 

Básicamente, los alimentos considerados afrodisíacos son aquellos que tienen como objetivo estimular los sentidos (vista, olfato, gusto y tacto). Pero, ¿puede la comida, o incluso el simple acto de comer, puede estimular nuestro deseo sexual? La respuesta es si, pero no de la manera que podríamos pensar.

 

 

Las cinco creencias

Históricamente, la mayoría de los afrodisíacos se han dividido en cinco creencias:

 

Se pensaba que los alimentos que crean calor y humedad (como el chile o el curry) despertaban una pasión “acalorada”, mientras que los alimentos fríos (como la lechuga) se suponía que “enfriaban” esa pasión.

 

Se creía que los alimentos que se asemejan a los genitales masculinos o femeninos aumentaban el deseo. Las ostras son un ejemplo de ello, al igual que algunas frutas, verduras y tubérculos, como las zanahorias o la patata.

 

Otra de las creencias se basaba en la teoría de que los órganos reproductivos y los huevos (huevas de pescado o huevos de aves) aumentaban el deseo y la potencia sexual.

 

Se presuponía que los alimentos considerados raros (y en consecuencia caros) eran sexualmente excitantes. Cuando muchos de estos alimentos, como las patatas y el cacao, estuvieron más disponibles, su reputación como estimulantes sexuales disminuyó en gran medida.

 

Se pensaba que los alimentos que estimulan los sentidos (vista, olfato, gusto y tacto) de forma placentera estimulaban la pasión.

 

No se ha probado científicamente que algún alimento estimule los órganos sexuales humanos. Pero los alimentos y el acto de comer en si mismo pueden sugerir sexo a la mente, lo que a su vez puede ayudar a estimular el deseo en el cuerpo.

 

Afrodisíacos a través de la historia

 

A lo largo de la historia, se pensó que las verduras como las cebollas, los nabos, los puerros, las calabazas, los espárragos y las alcachofas no solo estimulaban el deseo, sino que también aumentaban el número de espermatozoides. 

 

Además, frutas, como la manzana y la pera, se consideraban alimentos eróticos y las que poseían muchas semillas, como las granadas y los higos, se compararon con las “semillas de la fertilidad”.

 

Por otro lado, en la Europa del siglo XIV, el comercio de especias de Asia añadió hierbas y especias a la ecuación. 

 

Los relatos históricos sugieren que muchos de estos alimentos, como el clavo, las semillas de anís, la canela, el jengibre, la pimienta blanca, el cardamomo y el tomillo, tenían una excelente reputación afrodisíaca en sus regiones de origen.

 

El hecho de que las patatas fueran nuevas en la Europa del siglo XVI ayudó, en gran medida, a perpetuar la creencia de que poseían “poderes sexuales”. 

 

Otras verduras se unieron a sus filas en el siglo XVIII, cuando la creencia de que los alimentos de forma fálica, como la anguila, las zanahorias y los espárragos, estimulaban los órganos sexuales.

 

 

¿Y qué pasa con las ostras y el chocolate?

 

Por desgracia, a pesar de las proezas sexuales atribuidas a sus poderes, las ostras están compuestas de elementos que no pueden estimular químicamente los genitales de ninguno de los sexos.

 

Por último, a principios de la década de 1980, los investigadores pensaron que habían resuelto el misterio de nuestra historia de amor con el chocolate. 

 

Detectaron una sustancia química llamada feniletilamina (PEA), un estimulante del sistema nervioso central generalmente presente en el cerebro humano, que se cree que ayuda a despertar emociones. Pero el cuerpo humano en realidad no absorbe la suficiente como para afectar a nuestras emociones.

 

 

El efecto placebo

 

Para el 89% de los hombres encuestados que su pareja llegue al orgasmo es fundamental para que el sexo sea especial.

 

Aunque este tipo de alimentos no produzca una elevación de la libido, no debemos olvidar el “efecto placebo”, que se da cuando la creencia de que algo está ayudando tiene tanto o más efecto terapéutico que la sustancia misma. 

 

Por lo tanto, si una persona piensa que comer ostras crudas le ayudará a tener mayor deseo y resistencia sexual, su firme creencia puede ayudar a que se haga realidad.

 

 

Noviembre2022@womanpenelope.es