aprende con penelope
si deseas algo que nunca has tenido. deberas hacer algo que nunca has hecho
Seguramente cuando leas esto, dirás que ya lo sabías, pero entonces… porque no has puesto medidas para evitarlo? …
Que nos lleva a querer tener relaciones sexuales con una pareja con la que hemos roto?…
Encontrar una nueva pareja… empezar de nuevo… la soledad…
Miedos e inseguridades nos hacen perder la paciencia, ser
insensatos y retroceder. Olvidamos el motivo por el que rompimos con esa persona… nuestro cerebro solo quiere recordar los buenos momentos…
Echamos de menos la vida que conocíamos y estábamos habituados… en definitiva… teníamos una rutina en nuestras vidas que se ha esfumado.
Empezar una nueva vida, todo son cambios… conocer gente nueva, casa nueva y hábitos diferentes. Se requiere un corto tiempo de adaptación, pero no es fácil.
Nos invade la melancolía, nuestros sueños o planes de futuro se han derrumbado y sentimos que estaremos solos para siempre…
Sin poderlo evitar echamos de menos las relaciones sexuales que han sido nuestras compañeras en los últimos tiempos… solo recordamos las que nos pusieron cachondas ( las malas experiencias nuestro cerebro las anula ) y inconscientemente queremos recuperar esos momentos en los que disfrutamos y éramos “felices”.
Con un nuevo amante, se necesita un tiempo para conocerse y encajar ( no podemos evitar la comparación ) por lo que sentimos que es un sexo malo, pero se continúa con lo mismo… falta de comunicación y así no se avanza, volveremos a caer en el mismo error que nos llevó al sitio donde nos encontramos en la actualidad.
En la actualidad
Las mujeres que quieren salir adelante como mujeres independientes, hartas de la vida que les ha tocado vivir… quieren romper con tabús que las han condicionado para desarrollar una vida sexual libre y plena, ahora están dispuestas a romper con las reglas. Pero esto el hombre no lo acepta, se da cuenta que está perdiendo el poder que tenía sobre ellas y se ha rebelado…
Mujeres que están siendo maltratadas, violadas y asesinadas por sus parejas, e incluso matan a sus hijos para hacerle daño a ellas. No aceptan que les abandonen…
Buscamos amigos, compañeros de trabajo, vecino o conocido para follar…
La mujer busca por necesidad y encontrar la satisfacción personal, saber que sigue en el mercado, que aún es capaz de conquistar.
Actúa la parte egoísta de la persona… pensamos que esto no nos causará ningún tipo de problemas… al fin y al cabo, solo será un polvo de vez en cuando… si este no me encaja, buscaré a otro.
Pero esto no dura mucho, las relaciones superficiales son pasajeras y siempre tendremos en mente encontrar a una pareja que sea la ideal para compartir nuestra vida, y este comportamiento, puede ocasionarnos muchos disgustos importantes
Cuando el hombre es consciente de que se le está utilizando como trampolín, aparecerán los celos. El entiende que eres de uso exclusivo para el, no aceptará perder a su juguete y empezarán las amenazas, insultos y persecución agresiva. Esto desestabilizará al hombre
Pero hay muchas que follan con su ex, después de haberle abandonado. Sabemos que esto es un error cuando la relación ha terminado mal, porque dan falsas esperanzas al hombre y lo desestabilizan.
… si siempre hacemos las mismas cosas, como pretendemos que cambie nuestra vida…
Pero hay diferencia cuando la relación ha terminado de mutuo acuerdo, a cuando han terminado tirándose los platos a la cabeza.
Si la relación de pareja acabo de malas formas…
Una paciente nos mandó su experiencia y nos ha autorizado a compartirla. Es un ejemplo real que apoya este trabajo…
Me marché de vacaciones con mis hijos y el perro a España, vivíamos en otro país, las cosas no fueron las esperadas. Mi marido me hizo creer en una vida nueva y feliz en aquel lugar.
La realidad fue que nos puso a trabajar en el campo a mis hijos y a mi, el pequeño iba al instituto, se federó en un club de fútbol y también ayudaba los fines de semana en el campo.
No teníamos agua corriente, lavadora y menos una cama donde poder descansar pero lo iba llevando convenciéndome a mi misma que debíamos continuar en aquel país por la educación del pequeño. Hablar tres idiomas era muy importante para su futuro.
Pero mi marido nunca estaba contento, siempre de mal humor y me culpaba de cualquier contratiempo que ocurriera en nuestro entorno, no se escondía de insultarme delante de los niños. Llevaba muchos años así pero nunca me acostumbré a que me insultara a pesar de hacerlo a diario.
Una tarde me insultó y mis hijos me animaron a que me marchara y le dejara. Ahora se que no eran conscientes de lo que decían. El caso fue que me sentí tan mal y humillada que trace un plan para marcharme y dejarle, pero tenía que hacerlo de forma que el no supiera que era una despedida para siempre....
Llegó el día y salimos de madrugada de regreso a nuestro país, conduje durante ocho horas aproximadamente y por fin estábamos de nuevo en casa.
Rápidamente encontramos trabajo y así fue pasando el tiempo, mi marido pensaba que todo seguía igual. Llamaba por teléfono y yo como siempre le hablaba del día a día de nuestras vidas hasta que llegó un momento que le confesé que nunca iba a volver con él.
Nuestras vidas transcurrían tranquilas y a los pocos meses conocí a alguien diferente, yo no tenía ninguna intención pero parece que la vida a veces es caprichosa y cuando menos buscas, encuentras....
Este chico era de otra ciudad y estaba de paso por trabajo, pero sin darnos cuenta surgió algo, algo que no había sentido en muchos años y no quería creer en las sensaciones que tenía. Me sentía como una niña, feliz sólo con verle pero un día se marcharía y se olvidaría de mi.
Nuestras relaciones sexuales eran escasas y desastrosas, yo me sentía muy tranquila y segura a su lado pero había algo en mi interior que no me dejaba ser yo misma, me intimidaba con su mirada y me sonrojaba de leer sus pensamientos.
Llegó el día en que su trabajo había concluido y tenía que regresar a su ciudad. Nos despedimos con mucha tristeza y con la promesa de que regresaría. Me llamaba a diario y me mandaba mensajes románticos. Al mes vino a verme y se marchó y así durante meses, apenas nos veíamos. Nuestros encuentros sexuales no avanzaban. No recuerdo cuanto tiempo llevaba sin correrme, disfrutaba con el juego pero no explotaba. Yo me sentía bien y le decía que para mí no era importante, que me sentía satisfecha.
De pronto un día mi ex marido regreso de aquel país para quedarse, entonces dejé la casa familiar y me fui a un apartamento que teníamos alquilado mi pareja y yo para que mi ex viviera allí con los niños. Así esperaba tener una buena relación con el.
Estaba muy amable y me quiso invitar a tomar algo, no me pareció bien y no acepté. Insistía y hizo intervenir a mis hijos y entre los dos me convencieron para que fuera a casa después del trabajo, al final acepté.
Mientras conducía en dirección a casa iba pensando que estaría un momento y podría aprovechar para coger algunas cosas que necesitaba de ropa. Cuando entre en casa me estaban esperando, habían preparado unos aperitivos y una botella de champán, sabía lo que me gustaba y había comprado Moet.
Con lo tacaño que era, me sorprendió con aquel detalle pero no fue lo único. Me había comprado mi perfume favorito, no quise aceptarlo pero insistió en que era un regalo por las navidades pasadas y tenía buenas intenciones. Mi hijos me miraban sonriendo como diciendo....
- no seas tonta y cógelo, te lo mereces
Le di las gracias y lo guardé en el bolso, era tarde y mis hijos se despidieron para ir a dormir. Yo dije que me tenía que marchar que al día siguiente madrugaba pero mi ex dijo que me quedara un poco más y acabáramos la botella de champán.
Yo estaba nerviosa y no veía el momento de marcharme, bebía sin darme cuenta, él se hizo un cigarrillo de marihuana, me ofreció y le dije que no pero volvió a insistir y fumé un par de caladas. Llegó un momento que dije que ya me marchaba y él me propuso quedarme a dormir en nuestro dormitorio convenciéndome de que no debía conducir al haber bebido.
Le dije que estaba bien y el trayecto era corto, entonces me prometio que él se quedaría a dormir en el sofá y no me molestaría. Le miré, le creí y agradecí el detalle. Le di las buenas noches y subí las escaleras para ir a mi habitación, cerré la puerta, me desnudé y me puse un camisón que tenía en el armario.
Me acosté dispuesta a dormir, estaba cansada de todo el día en el trabajo y el champán, el cigarro y los nervios pronto hicieron efecto y me quedé transpuesta.
A los pocos minutos oí la puerta abrirse, era mi ex diciendo que no podía dormir en el sofá, que le dejara dormir en la cama. Me levanté y dije que me marchaba.
Uff era agotador, incansable, dijo que no me iba a tocar, que no era la primera vez que compartíamos cama sin tener que hacer nada. Estaba agotada, me sentía mareada y sin ganas de empezar una discusión.
Me acosté dándole la espalda, en la esquina de la cama. El se acostó en la otra esquina y poco a poco me fui relajando de nuevo, no se cuanto tiempo paso. Se acercó a mi, cogiéndome de la cintura, abrazándome. Le dije que se apartara y entonces empezó a besarme el cuello diciendo que me quería, que me echaba de menos.
Me acariciaba los pechos por encima del camisón y noté su polla dura en mi culo, el bulto estaba como en sus mejores momentos, sus manos recorrían por mi cuerpo sabiendo mis puntos débiles y pronto me sentí mojada, estaba cachonda y ya no pensé, me rendí ante el. Había ganado y estaba presa en sus manos.
Me bajó el tanga y se quitó el slip, se arrimó a mi espalda y metió su polla entre mis muslos, me rozaba el coño empapado, metía y sacaba la polla de entre mis piernas, con la mano izquierda estrujaba mis pechos y me lamía el cuello.
Uff el calor en mi coño goteante, su polla tremendamente dura y erecta, tenía que sentirla dentro de mi. Me di la vuelta, empujándole de espaldas a la cama, me senté sobre él, cogí su polla y me la metí en el coño con rabia. Empecé a cabalgar apoyando mis manos sobre su pecho, levantaba mi culo dirigiendo su polla a la parte delantera de mi coño, rozando mi clítoris sobre el tronco de su polla.
El calor que tenía dentro de mí era tal que sentí que me iba a correr, seguía metiéndome su polla y sacándola, las fuerzas me fallaban pero tenía que explotar y de pronto una explosión como hacía años que no había sentido, me hizo parar extasiada.
Entonces sin dejarme respirar me tumbó en la cama y se puso sobre mi metiéndome la polla hasta el fondo, abriéndome las piernas y empezó a bombearme el coño con fuerza, al poco noté un temblor y cayó sobre mí.
Apenas podía respirar, le empuje a un lado y fui al baño a darme una ducha. En ese momento debajo del agua me empecé a sentir mal....
- Que había hecho, había retrocedido, ahora tendría que empezar de nuevo y lo peor como iba a contar lo que había pasado a mi pareja.
Esa noche no dormí, me acosté pero no pegue ojo. Me levanté temprano, me duché y me vestí, ni siquiera tomé café. Le dije adiós y a partir de ahí empezó una batalla que duró años de acoso...
Dar falsas esperanzas
En este caso, el hombre vio la oportunidad de retomar la relación, por lo que continuó insistiendo para recuperar el control. Se sintió traicionado al saber que su ex mujer rehizo su vida… (durante años ella aceptó como él era y no entiende que hay de diferente ahora ) por eso, vio un enemigo en la figura de la pareja de su ex mujer…
Se volvió obsesivo y acosador…
Estos hombres están dominados por su cerebro y no tienen control sobre el. Son impulsivos, inestables y tienen un gran Ego. Creyendo que están sobre los demás y que son capaces de engañar a quien se propongan.
La mujer debe analizar fríamente las consecuencias que puede traerle este comportamiento. Dejar el egoísmo de lado y no olvidar nunca porque se rompió con la relación…
Si su relación ha sido tóxica, nunca va a mejorar, pero la mujer se ha acostumbrado a ser dominada, añora el sexo con dureza y agresividad. Necesita que la sometan, aunque no desee que la obliguen, por otro lado la excita… así consigue correrse, el sentirse utilizada para poder explotar.
Si la mujer no ha rehecho su vida, tendrá aventuras sexuales a menudo que no la satisfará. Por lo que tendrá ilusión y se engañará así misma con falsas esperanzas, su cabeza le hará creer que puede retomar su vida, corrigiendo errores cometidos.
Cuando la relación de pareja ha terminado bien… de mutuo acuerdo…
Recuerdan los buenos momentos vividos, se conocen y existe complicidad entre ellos. Recuerdan sus experiencias sexuales, se ponen cachondos y quieren volver a vivir esos momentos.
Se encontrarán por casualidad, o quedarán para tomar café… recordarán sus experiencias y sin darse cuenta coquetearán…
Por edades y si la relación ha terminado bien, de mutuo acuerdo…
A partir de los 50 años, la mujer ha conseguido la madurez necesaria como para mantener un sexo completo con su ex pareja. Les une una amistad y también el recuerdo de sus buenas experiencias sexuales.
Valorarán la importancia de tener a un amigo con quien hablar y que las escuche, compartirán momentos y respetarán sus espacios.
Durante el sexo reviven el pasado y disfrutarán al máximo de la experiencia. Será satisfactoria, e incluso le hará cosas que nunca antes hizo… si nunca trago su semen, entonces lo hará… pero no querrá retomar la relación.
En estos casos puede haber continuidad, porque disfrutarán cada minuto que compartan. Predominará la amistad, serán compañeros para visitar lugares, restaurantes, paseos… y también sexo.
Con la edad, necesitan una compañía que les acompañe en la recta final de sus días.
Pero es difícil diferenciar la amistad con el sexo esporádico.
En los casos en que la relación ha acabado mal. No lo entenderán y llegarán los malos tratos, amenazas y/o finales peores.
Por debajo de esta edad, se querrá engañar con falsas esperanzas.
El hombre no busca mantener una relación, pero nunca rechazará la oportunidad de tener sexo, con quien sea. Y así como la mujer será una leona, también el se esmerará algo más.
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